En 1865 James Maxwell publica la teoría del electromagnetismo, sintetizando 2.000 años de observaciones sobre la electricidad y el magnetismo del ser humano.
La electricidad la ha experimentado el ser humano desde la antigüedad y la podemos definir como partículas cargadas en movimiento. En la naturaleza la experimentamos en los rayos y algunos animales.
El magnetismo es la fuerza de atracción que tienen los imanes al atraer hacia ellos pequeños trozos de hierro.
Al mezclar los dos fenómenos encontramos que al hacer pasar una corriente eléctrica por un cable circular, se crea un campo magnético como el de un imán. Este mecanismo dio lugar a los motores eléctricos.
El magnetismo en movimiento puede a su vez crear corriente eléctrica, lo cual es el principio de operación de los generadores eléctricos que es lo que usamos actualmente en hidroeléctricas, termoeléctricas y fuentes alternativas como solares o eólicas para generar la electricidad.
Posteriormente, los campos electromagnéticos se definen como la forma en que la electricidad y el magnetismo se transportan por el espacio por medio de ondas invisibles.
Una de las principales magnitudes que caracterizan un campo electromagnético (CEM) es su frecuencia, o la correspondiente longitud de onda. El efecto sobre el organismo de los diferentes campos electromagnéticos varía en función de su frecuencia.
Se conocen como campos de radiación no ionizante aquellos que tienen frecuencias muy bajas, dentro de esta categoría encontramos los campos generados por la infraestructura eléctrica que se transmite a 60Hz o 60 ciclos por segundo.
La intensidad de un campo electromagnético se mide en microteslas (µT), que para infraestructura eléctrica esta medición se ubica normalmente en menos de 100µT en el borde de los equipos y su intensidad disminuye al alejarse de estos, llegando a 1µT o menos en las afueras de las subestaciones.
El Reglamento Técnico de Instalaciones Eléctricas colombiano (RETIE) fija en su capítulo 14 un valor tope de 200µT (medidos a una altura de 1 metro sobre el suelo) para la exposición de público en general.
En octubre de 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció un grupo de trabajo integrado por expertos científicos para evaluar los posibles riesgos para la salud atribuibles a una exposición a campos eléctricos y magnéticos en la gama de frecuencias >0 a 100 000 Hz (100 kHz), donde se ubican los campos electromagnéticos. Mientras que el Centro de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) examinó en 2002 las pruebas científicas disponibles sobre el cáncer, este grupo de trabajo analizó las pruebas científicas relacionadas con diversos efectos sanitarios, al tiempo que actualizó los datos relativos al cáncer. Las conclusiones y recomendaciones del grupo de trabajo se recogen en un estudio monográfico publicado dentro de la serie Criterios de Salud Ambiental (OMS, 2007).
El grupo de trabajo, que siguió un procedimiento estándar de evaluación de los riesgos para la salud, concluyó que a los niveles a los que suele estar expuesto el público en general no cabe señalar ninguna cuestión sanitaria sustantiva relacionada con los campos eléctricos de FEB.
Invitamos a nuestros clientes a consultar siempre fuentes oficiales sobre estos datos sensibles, como lo es la OMS.
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